El «mazazo florido», una insufrible pedagogía del fastidio

PEPE VALERA. SAN VICENTE RASPEIG, ALICANTE, SPAIN

Tengo mis dudas sobre esta bienintencionada y enervante tendencia gubernamental de atizar los bolsillos del sufrido pueblo con «porras floridas» , un irritante «dígaselo con flores»: Dése cuenta de que… si a Vd le multan., va a tener la suerte de que le rebajen muchísimo el golpe, gracias a nuestra «eficacia»en la gestión del sablazo», al final saldrán ganando, ahorrándose muchos euros y pagando a tocateja…, ¿ por qué cabrearse? Vd., es sin duda afortunado y nosotros trabajamos por su bien… A mí me irrita, suena a cinismo exasperante y nos priva del saludable desahogo natural e irracional de cagarse en los muertos de quien sea, sea este quien sea, propio o ajeno, ¡ por favor, un derecho al patalleo, a ser dueños de nuestros propios cabreos!. Esta pedagogía de cómo fastidiar dulcemente, casi resulta peor y sobredimensiona los recortes y pellizcos que nos dan, además con tanto medio de comunicación en campaña explicativa de debate y confusión, llegan a obsesionar.

Las instancias gubernamentales que nos administran, unas con mas acierto que otras desde luego, a veces pretenden ingenuamente que les queramos y quedemos sumamente agradecidos por » lo bien» que nos arrean el mazazo, por el cómo me explican con magníficos argumentarios, las medidas que tanto me fastidian…. y me las recuerdan a todas horas y encima «sin culpables» ¿ contra quién despotricar?… Me temo quen algunos de estos cabreos reprimidos con las tan floridas pedagogías del fastidio,van a parar directo a las encuestas porque, oiga, por algún lado tengo que desahogar mis castigos. Así que hemos hecho un pan como unas tortas. MIR

China garantizó su apoyo a EE UU en lo peor de la crisis financiera. Pekín sugirió a diplomáticos norteamericanos que seguiría comprando deuda pública estadounidense tras la quiebra de Lehman Brothers

El presidente Obama saluda a Dai Bingguo, del Consejo de Estado chino; a la derecha, Hillary Clinton y Timothy Geithner con Hu Jintao.- AP

«¿Cómo negocias con mano dura con tu banquero?». La secretaria de Estado de la Administración de Obama, Hillary Clinton, resume con una simple pregunta -en un cable datado a finales de marzo de 2009- el complicado equilibrio en el que se han convertido las relaciones entre la primera potencia del mundo y epicentro de la crisis financiera, Estados Unidos, y la gran potencia económica emergente, China. Pekín tiene unas reservas en divisas de unos 2,7 billones de dólares (unos dos billones de euros); tres cuartas partes de esa cifra están invertidos en activos denominados en dólares. Y casi un billón de dólares (algo así como todo lo que produce España en un año) directamente en deuda pública norteamericana. Con esos números, cualquier movimiento puede ser tremendamente desestabilizador. Pero en lo peor de la crisis financiera, Pekín garantizó a la Administración estadounidense que no iba a cambiar su política de compra de deuda pública norteamericana.

«He sufrido más por ser indígena que por mujer»

Pacari defiende los intereses de 15 nacionalidades.- GIANLUCA BATTISTA

Nina Pacari nunca había estado en Barcelona. Viene de reunirse con algunos de los profesores del Observatorio de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales que la han invitado a disertar sobre los derechos de los pueblos indígenas ante la globalización.

Nina Pacari nunca había estado en Barcelona. Viene de reunirse con algunos de los profesores del Observatorio de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales que la han invitado a disertar sobre los derechos de los pueblos indígenas ante la globalización. Y son ellos los que eligen el restaurante, situado a pocos metros de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona.

Esta ecuatoriana tiene 50 años, es la mayor de ocho hermanos de una familia de campesinos y nunca ha escondido su origen. Luce desde la niñez la vestimenta característica de los indígenas, que no cambió cuando fue elegida diputada, vicepresidenta del Parlamento y, más tarde, ministra de Exteriores, en 2003, hasta que los indígenas rompieron con el presidente Lucio Gutiérrez. «Le temblaron las piernas para aplicar políticas proindígenas», precisa.

A las sugerencias del camarero, Pacari responde que le gustaría probar la cocina catalana, pero no hay platos de temporada. Al final, acepta la sugerencia de unas alcachofas fritas con salsa de romesco para compartir, y rodaballo con verduras. Tampoco faltan el pan con tomate y una clara de cerveza.

Su nombre significa sol del amanecer en la lengua kichwua y se lo cambió a los 26 años. Pacari afirma que ha sufrido más discriminación «por indígena que por mujer» y recuerda que en 1996 se cuestionó abiertamente la capacidad de este sector de la población para participar en la vida política de Ecuador. Representan el 30%, según sus estimaciones, pero algún organismo oficial la reduce al 15% de los 13 millones de ecuatorianos.

Le encanta el entrante, pero se ha enfriado mientras relataba apasionada los avances del pueblo indígena en todos los ámbitos de la sociedad, las fuertes contradicciones internas, los esfuerzos para crear en 1995 el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País, del que fue fundadora y que es el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, siempre reticente a participar en las elecciones. En Ecuador hay 15 nacionalidades indígenas y ella las entiende como una riqueza cultural que deben ser atendidas en el marco de un solo Estado.

A principios de 2008 fue nombrada magistrada de la Corte Constitucional y al poco emitió el único voto contra la Ley de Minería para explotar los territorios indígenas sin la preceptiva consulta previa que marca la Constitución. «El Gobierno ha cedido tanto a la codicia empresarial que ha acabado perjudicando al Estado», explica de manera tan llana como inteligible. La misma forma con la que se enfrentó en su época de universitaria al veto en los bares y restaurantes, hasta que los indígenas pensaron que lo más eficaz sería exhibir los libros a todas horas y en todos los lugares para vencer las reticencias de los «blancos mestizos», como ella los define. Todavía hoy, tras bajar del estrado de una conferencia se le niegan los asientos vacíos, «algo que no le pasará nunca a una rubia con minifalda», apostilla

A los cafés, el camarero enumera los miembros de la realeza española que han pasado por el restaurante y recuerda que en el asiento que ocupa Pacari se sentó el rey Balduino. «¿A quién hemos tenido el placer de acoger?», pregunta por cortesía.

ENTREVISTA: ALMUERZO CON… NINA PACARI

PERE RÍOS, El País, 17/12/2010